Sin tener una idea muy precisa de que me iba a encontrar, visite ,y puedo asegurar que disfrute, esta exposición. Las fotografías de Ballester hace a uno vagar la mirada por la imagen y que esta parezca inagotable. Las imágenes de los lugares están tomadas y tratadas de tal forma que el espacio se vuelve irreal y pasa a un segundo plano de lo que realmente se esta mirando. La capacidad de convertir espacios seguramente cotidianos para mucha gente, en algo nuevo y sin hacer ninguna modificación real en ellos me dejó fascinado.
A mi parecer es recomendable visitar la exposición con mucho tiempo y poca compañía.
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